“Un compositor que capturó los horrores de un siglo”, por Rebecca Schmid, The New York Times*
BERLIN — Asi
como la música de Dmitri Shostakovich hace una crónica de la represión politica
en la Rusia Stalinista, la música de Mieczyslaw Weinberg, contemporáneo y amigo
cercano, es un testimonio del horror que atravesó Europa en el siglo XX.
Desde la primera
presentación completa de la ópera “El Pasajero” en el Festival Bregenz en
Austria seis años atrás, el compositor comenzó a superar su reputación de ser un
Shostakovich de segunda categoría. Pero este primer trabajo de Weinberg, que nunca
alcanzó a ver representado en vida, es una de las tantas composiciones que merecen
ser consagradas póstumamente según los cánones del siglo XX.
Hoy, la
Sociedad Internacional Mieczyslaw Weinberg, creada por el director de orquesta Thomas
Sanderling y el violinista Linus Roth en verano de 2015, intenta crear un lugar
para el compositor en el repertorio habitual. Además de aunar músicos y eruditos
bajo el auspicio de su presidente honorario, Irina Shostakovich (viuda del
compositor Dmitri Shostakovich), entre otras actividades se propone estrenar obras
y realizar grabaciones.
“Weinberg es
un gran descubrimiento,” ha dicho el Sr. Sanderling. “Tragicamente, un descubrimiento,
porque no ha tenido mucho reconocimiento en vida además de su círculo de iniciados
en Rusia.”
Weinberg, nacido
en Varsovia, escapó a la Union Soviética a pie en 1939, pero sus padres y su hermana
menor murieron en el Holocausto.
Reconocidos
artistas como Mstislav Rostropovich y David Oistrakh defendieron su música en los
sesentas e inicios de los‘70, pero con la
aparición de la música de vanguardia, que había sido previamente prohibida por
las autoridades Soviéticas, y la emigracion o muerte de los musicos cercanos a
Weinberg, su trabajo cayó en la oscuridad. En Occidente, solo unas pocas grabaciones
de su trabajos lograron filtrarse a través de la Cortina de Hierro antes de los
90s.
El próximo 30 de enero, el señor Sanderling dirigirá
el estreno en Alemania de la Sinfonia No. 7 y el Concierto de Flauta No. 2 de Weinberg
con la Staatskapelle de Dresden. El 12 y 13 de Febrero, dirigirá la Staatsorchester
de Stuttgart en el estreno para Occidente de su Sinfonia No. 21, una obra
subtitulada “Kaddish,” u oración Judía para los muertos, dedicada a las víctimas
del gueto de Varsovia.
En las
Jornadas Internacionales de Shostakovich en Gohrisch, Alemania, el 24 y 25
de Junio, el señor Roth hará la presentación mundial del recientemente descubierto
“Un movimiento “Largo” para violin y piano”, junto a José Gallardo, mientras
que el señor Sanderling volverá a juntar a los músicos de la Staatskapelle de Dresden
para hacer la primera presentación de la Sinfonía de Cámara No. 2 de Weinberg, de cuatro
movimientos.
Además la
ópera “El Pasajero” — continuando sus presentaciones
en Europa y Estados Unidos — seguirá en cartel,
con su tercera producción en Alemania, con la Semperoper de Dresden, con cuatro
presentaciones entre el 24 de Junio al 9 de Julio de 2017.
La obra— sobre
el encuentro de un sobreviviente de Auschwitz y su guardiacarcel de la SS — asi
como también la Sinfonía No. 21, demuestran que Weinberg consideraba un deber
moral escribir sobre la Segunda Guerra Mundial.
Sanderling también
resalta una “especie de objetividad” en la penultima sinfonía de Weinberg (escribió
pero no orquestó una 22ava sinfonia), incluyendo sorprendentes momentos como la
cita fragmentada de la Balada No. 1 para
piano de Chopin— una referencia a la tierra perdida del compositor, Polonia — y una soprano que hace el eco de una flauta solista en una vocalización sin palabras
sobre un lecho de cuerdas.
“Una
vocalización sin texto dice tal vez mucho más que lo que cualquier texto podría
decir,” dice el señor Sanderling, asociandolo con “el recuerdo de una juventud o
una niñez despreocupada ” que finalizó violentamente.
“Cuando la soprano aparece por última vez,
ya no es vida, sino la vida después de la muerte.”
Con su extendida
dramaturgia y su imperativo ético, las
sinfonías de Wein berg se situan claramente en la tradicion de Shostakovich. Pero
también continúan la linea de Beethoven y
Mahler.
A pesar de que
la música se hace eco de Shostakovich “en terminos estilísticos y eticos,” la
voz de Weinberg es muy distinta,” dijo el señor Fanning. “Es más lírica y más
personal porque está pensando en su propio destino.”
Shostakovich
no fue sólo un padre musical, puede haber estado también atrás de la invitacion
oficial que Weinberg recibió para mudarse
de Tashkent, Uzbekistan, a Moscu en 1942, donde permaneció hasta su muerte.
Cuando
Weinberg fue arrestado en 1953 durante la campaña Stalinista “anti-cosmopolita”
contra el “nacionalismo Judío burgues,” Shostakovich escribió al jefe de la KGB
defendiendo sus talentos.
El uso de Weinberg
del folklore judío , a su vez, puede haber afectado la estética de
Shostakovich. “Cuando conoces todo et trabajo,
encontras mas y más casos,” dijo el señor Fanning, quien está trabajando junto
a su mujer, la pianista y musicologa Michelle Assay, en un extensivo estudio de
Weinberg.
Ambos compositores
tocaron duos de piano y se dedicaron trabajos. En su prefacio a “El Pasajero,”
Shostakovich llamó a la opera una “obra maestra perfecta” cuya “forma
espiritual y humanista impresiona ineludiblemente al oyente.” Weinberg siguió escribiendo
otras cinco óperas — más que las que completó Shostakovich, cuya “Lady Macbeth de
Mtsensk” fue condenada durante la Gran Purga de Stalin.
La última ópera
de Weinberg “El Idiota,” estrenada por Sanderling en Mannheim, Alemania, en 2013, revela a un
compositor a la altura de su potencial teatral.
El periódico aleman Frankfurter
Allgemeine, haciendo un comentario sobre una grabación en vivo del sello Pan
Classics, lo describió como cuatro horas de “hipnotizante intensidad.”
La opera
comica “D’Artagnan enamorado” o el romance en tiempos de guerra “La Madonna y el
Soldado” aun deben ser estrenadas en Occidente.
La música de
cámara de Weinberg — incluyendo 17 cuartetos de cuerdas y sonatas de solos de cuerdas, pero no solo
violin, viola y cello sino también para contrabajo— son también muy ricas en
variedad.
El señor
Roth, que grabó toda la obra publicada de Weinberg para violin en el sello
Challenge Classics, dijo que fue una experiencia única encontrar cada pieza “cualitativamente tan profunda,” admitiendo
que el trabajo de compositores redescubiertos “a menudo se revelan a si mismos,
luego de un tiempo, como obras de segunda-clase.”
A pesar de
que Weinberg resistió la vanguardia y se mantuvo fiel a la tradicion de
Shostakovich hasta su muerte, continuó evolucionando en nuevas direcciones,
incorporando dolorosas disonancias como en la Sonata Solo para Violin No. 1.
“Cada nota es
autentica,” dijo el señor Roth. “Esto es lo que distingue un buen compositor de
un gran compositor.”
Sin embargo,
el señor Roth lucha para persuadir a los presentadores que programen la obra de
Weinberg en lugar de otras obras obras reconocidas. “La meta es que la sociedad
reconozca en 10 años, a Shostakovich, Prokofiev, Bartok y Weinberg como los más
importantes compositores del siglo XX” .
El señor
Fanning dijoque la música vocal y coral de Weinberg’ también merece atencion: De
sus 30 ciclos de canciones, solo tres han sido grabadas. Además de la necesidad
de encontrar músicos polacos, mencionó el desafío de encontrar sponsors para
tal tarea.
Pero también
enfatizó que debe ser la música de Weinberg, y ninguna de las mitologizaciones de su vida como un Judío exiliado
en la Rusia Stalinista, lo que otorgue
al compositor su merecido lugar en la
historia.
“Dejará su
marca en virtud de su humanidad y la laboriosidad con la tradujo en música,” dijo
Fanning. “Uno no debería pedir mucho más que eso.”
* Este articulo aparece en la edición impresa del New York
Times, del 21 de diciembre de 2016, en la página A10, bajo el titular: “Un
compositor que capturó los horrores de un siglo”.
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